Este proceso lo define el sistema de impresión elegido.

a)      Si hablamos de libros, éstos pueden ir cosidos con hilo en cuadernillos ( la forma más segura y mejor presentada) o solamente con las hojas pegadas mediante diferentes técnicas que utilizan pegantes calientes (hot-melt) o pegantes fríos si la encuadernación es manual.

También pueden tener cubierta sencilla (rústica) o tapa dura con cartón  prensado (rígido) y que puede ser cubierto con diferentes materiales como papel o cartulinas plastificadas o sin plastificar, y con o sin barniz U.V., papeles sintéticos para encuadernación, percalinas, telas, sustratos imitación cuero o (lo más elegante y costoso) cuero verdadero. Estas tapas, carátulas o cubiertas pueden además, llevar tratamientos especiales como repujados, estampados o troquelados, de acuerdo con la concepción artística de la obra.

b)      Si se trata de folletos, cartillas, revistas y boletines, etc. de pocas páginas se utilizará el acabado en caballete con ganchos metálicos, existen también sistemas de caballete con hilos sintéticos.

c)      Hoy se utilizan también los acabados flexibles con espirales plásticos o metálicos  o los anillados en doble “O” con sus diferentes variaciones de color y tamaño en su presentación.

Todos estos sistemas son buenos pero la utilización de unos u otros depende del destino final de la obra y la mayor o menor manipulación que ésta tenga por parte del usuario y las condiciones finales de utilización que tienen que ver con el tipo de lector (niños, adultos), o si el impreso va a estar en una bilioteca privada o en una pública, ya que en esta última va a ser consultado por mucha gente con diferentes condiciones de trato al material.